viernes, 25 de marzo de 2016
Fuera De Mi Mente
Qué semana, ¿Eh? Y no por mencionar que es la semana santa y la mayoría estamos de vacaciones, sino por lo que en estos días ha acontecido. Tanto mundial como personalmente. Cosas tristes, cosas felices y cosas rarísimas alv.
Siento que tengo mil años de no escribir este blog, qué curioso. No quiero ni imaginarme la razón del porqué, pero supongo que después, cuando a las tres de la madrugada esté acostándome en mi cama, tendré que analizar porqué tengo tan pésima memoria. Nunca he tenido una buena memoria, he de admitir. Ni siquiera para cuando se trata de mi trabajo, tengo pésima memoria. Cuando escribo una novela o un cuento, he de guardar en una libretita los detalles y aspectos generales de mis personajes/escenarios/historias, porque, pues, olvido hasta los apellidos de los personajes principales. Ni modo.
Me tocó ser bonita e inteligente, pero no con una memoria admirable. En fin.
Estaría muy padre contarles mi semana, amiguitos, porque siento que me han pasado muchas cosas interesantes, pero antes de abrumarlos con detalles escabrosos de mi vida personal de la cual ustedes no tienen absoluta idea, quisiera hablar un poquito de algunas resoluciones a las que he llegado, a través de pláticas de madrugada y pesadillas que me cagaron de miedo:
1:*La elección que hago a la hora de andar con alguien y cederle un pedazo de mi corazón es siempre pésima porque, si cuando tuve algo bueno, bonito, sano y hermoso, terminó todo en la basura y en el olvido, procuro buscar algún tipo de malestar y toxicidad en mis relaciones para que cuando acaben, por lo menos esté consciente de lo que fue mal.
2:*NECESITO un psiquiatra :'3
3:*NECESITO ponerme a trabajar en mis novelas de una manera más profesional, más seria, más digna.
Ok, habiendo dicho eso, continuaré. Siéntanse libres de dejar de leer en este punto, porque, pues, en realidad son cosas que quizás ya les conté o se enteraron y probablemente voy a terminar quejándome de Ingrid y Diego, así que...
Pues, ya saben...
En realidad no hay mucho por decir, aunque haya muchos temas de los que quisiera hablarles. Como de la película de Batman VS Superman y la glorificación de los metahumanos, además del eterno conflicto existencial de Bruce Wayne sobre la muerte de sus padres y las actitudes hostiles que de vez en cuando el Clark Kent tiende a mostrar hacia la humanidad, aunque, bueno, lo entiendo. Pinche mundo jodido, no te deja hacer el bien en paz.
O sea, es una buena película, un poco larga, y quizás faltó más enfoque. Según yo, iba a ser la historia del pedo entre el murciélago y el hijo de Kriptón, pero luego metieron a la WonderWoman -turbo guapísima, btw-, y al inicio de la liga de la justicia y pues, como que no fui la única a la que marearon.
So, ¿Era una película de rivalidad? ¿Era una película en donde Lois Lane se hizo la valiente para salvar a su amorcito varias veces? ¿Es una película en donde se muestran los dilemas morales y éticos sobre permitir a Superman actuar como "dios"? ¿Es una película en donde se explora la parte oscura y llena de envidia y celos del Batman?
¿O fue una película meramente introductoria a La Liga de la Justicia?
Digo, porque en cerca de dos horas y media me confundieron poquito con eso.
Okay, pero no es "taaan" mala, como muchos críticos y fans dicen que es. A mí me pareció bastante interesante, con una estética oscura pero también con partes cómicas. Además, la WonderWoman se parte la padre muy padre con el Doomsday y eso está cool.
También podría hablarles de la pesadilla mega horrible que tuve un día temprano de la semana y que hizo que amaneciera tan angustiada, que me agarré mandando mensajes a manos libres, sin siquiera considerar las consecuencias de mis actos -consecuencias que pagué al día siguiente al sentirme como mierda, pero bueno-
Okay, el sadismo de alguien me perturbó tanto que hizo que mi cerebro produciera esta clase de pesadillas que sólo ocurrían cada vez que veía las noticias o cenaba mucho.
Podría hablarles de lo que me sucedió al día siguiente, cuando pensé que iba a ser un día jodidísimo porque al inicio así empezó. Podría hablarles de que gracias a mi valentía -o cobardía, como quieran verlo- me obligué a subirme a una oruga, a andar de extremo en extremo por la ciudad, simplemente entreteniéndome en mis pensamientos y la música de Sam Smith y One Republic, para no tener que lidiar con la angustia y la tristeza y dolor que me producía no hablar con estas dos personas, o el de siquiera considerar que nunca me habían amado como yo los había amado alguna vez ;_;
Podría hablarles de que pensé que me quedaría sola para siempre, y que sería incapaz de enamorarme de alguien más. Podría hablarles de que estaba al borde de las lágrimas -y quizás un suicidio emocional también- cuando de repente un chico se me acercó en Delta. Me empezó a hacer plática y al finalizar, me pidió mi facebook y mi número de celular.
Podría hablarles de que SE LOS DI porque fuck everything.
Podría hablarles de la felicidad que sentí cuando llegué a mi casa, porque eso sólo significaba una cosa: Que era libre. Que soy libre de este encierro que mis propios sentimientos hacia estas dos personas habían creado para mí. Que soy libre de este tormento emocional al que me había dejado arrastrar sólo por seguirles el jueguito. Que soy libre, y que soy capaz y que estoy dispuesta a seguir con mi vida, porque tengo veinte años y es muy imbécil creer que jamás voy a amar a alguien después de Ingrid o después de Diego.
Que soy libre, porque me di cuenta de que, realmente yo a ellos no les pertenezco, ni les debo nada.
Que soy libre, que sólo me tengo a mí misma y que eso es más que suficiente, aunque me haya tardado tanto tiempo en entenderlo.
Como se los dije a algunos amigos cercanos, no fue el hecho de que este chico se me acercara para hacerme plática. No fue el hecho de que necesitaba sentirme deseada para mejorar mi estado de ánimo o mi perspectiva de vida. No fue el hecho de que me hizo sonreír por banalidades.
Fue el hecho de que este chico hizo algo, yo le permití algo, que en febrero no había podido hacer.
Este chico, más que la oportunidad para "ligar", me dio una oportunidad para probarme a mí misma que en cuanto quiera salir de este hoyo de miseria y confusión, puedo hacerlo. Sólo necesito levantar la cabeza y salir con mis propias piernas.
Entendí que yo solita puedo salir adelante con esto, que puedo ser feliz por mi cuenta, que puedo quitarme las cadenas que yo solita me había colocado, confundiéndolo con amor, por estas dos criaturas. Y sólo necesitaba una oportunidad, necesitaba un poco de valentía. Necesitaba a alguien que me diera la chance de arriesgarme.
Y vaya que he tenido oportunidades para arriesgarme, amiguitos. Y vaya que las he tomado. Y jamás me había sentido tan emocionada por mi propia vida, no en mucho tiempo y hay muchos que están a mi alrededor alentándomo a seguir.
Eso fue hermoso, amigos. La verdad es que iluminó bastante ese día, a pesar de que cuento ya con mis bellas luciérnagas para hacerme sonreír en el día, por las tardes, y durante las noches. Quisiera agradecerles, en especial a Karla y a Alex, por hacerme sentir agradecida de no haberme matado equis día.
Podría hablarles de que ya terminé hoy en la mañana de leer Cumbres Borrascosas y que jamás en mi vida había leído algo tan perturbador. Para mi mala suerte, encontré muchas similitudes entre los personajes y algunas personas que me rodean. Eso no es bonito, amigo, si consideramos que los principales, Catherine Earnshaw y Heatcliff son de los personajes más mezquinos, más malvados y más diabólicos de los que se han escrito. Eso ya es decir mucho, vamos, puesto que yo leo mucho de terror/suspenso y mi predilecto autor es el señor Stephen King.
Pero vaya, que si he aprendido cosas a partir de este libro, voy a ponerlas en práctica. A nadie le gustaría terminar DE FANTASMA asustando en una casa abandonada.
Okay, y como no tengo mucho de qué quejarme, como es siempre de lo que escribo en este blog, quisiera añadir una explicación del porqué el título se llama "Fuera De Mi Mente":
Y es que, aunque lo repita hasta el cansancio eso de que ya me sobrepuse y estoy bien y mi vida va caminando, hay momentos, inevitablemente, en los que recaigo en esta enfermiza relación con estas dos personas. Y hay momentos en los que pienso que prefiero la muerte a ser separada de ellos por mi buen juicio, y hay momentos en que pienso en todo lo bueno y me duele como la puta madre y termino llorando con las canciones de Cristian Castro y así.
Hay momentos en los que mi corazón se descontrola tanto, porque, pues, los extraña y así. Extraña a quien querer. Extraña con quién hablar. Extraña con quién pelear. Extraña con quién soñar. Extraña a quién maldecir. Extraña a quién temer...
Pero, amiguitos, de verdad que me han jugado cada payasada y me han lastimado tanto, que realmente dudo que quede en mí un hueco sano, en donde ellos, si así lo desearan, pudieran plantar un amor bueno. Un amor sano.
Pero como eso no va a pasar, prefiero mejor mentalizarme a que fui rechazada -porque de alguna manera así fue- y así duele menos.
Además, mi amiguita Yazmín me dijo que escribiera una lista de las chingaderas que me habían hecho y que cuando los extrañara, la leyera y eso me ayudaría bastante. No he llegado a tal punto de escribir algo así, porque tristemente eso sigue en mi mente como rojo vivo.
¿Pero sabes qué se quedó fuera de mi mente?
Estas ganas de autodestruirme, so, no, muchas gracias :)
viernes, 18 de marzo de 2016
Ser Un Lujo
Hoy, durante mi jornada escolar, escuché a mis amigas decir que estaban hartas de ciertas personas en sus vidas y lo que estaban buscando era "eliminarlas" de toda red social, porque aparenemente la única relación con estas personas, era a través de whatsapp y facebook.
Me reí, porque su tentativa de apretar el botón de "borrar" era tan frágil, tan poco convencida, que por un minuto sentí como si me estuviera mirando a mí misma, seis años atrás, mordiéndome los labios dudando si borrar algún contacto de messenger o lo que fuera.
Seis años han pasado, y hasta hace unos meses me costaba trabajo el siquiera eliminar algún contacto inútil de la memoria de mi celular.
Pero ya no soy así, amigos. Con lágrimas en el corazón o una sonrisa burlona en la cara, puedo eliminar cualquier rastro de relación con alguien en las redes sociales. No me provoca ningún malestar bloquear a alguien. No me provoca ningún insomnio el hecho de considerar el problema en el que me meto cada vez que borro a alguien de mis contacos o le doy el unfollow o lo que fuese.
Me encojo de hombros y simplemente asiento con la cabeza.
-Pues sí, te borré, ¿Y cuál es el problema?-
I mean, eso no quiere decir que soy autosuficiente como para medir el grado de toxicidad en una relación y cortarla de tajo. Se me dificulta mucho eso, pero ya voy trabajando para salir adelante. Es un área de oportunidad que URGE limar.
El punto no es ese.
El punto es que, hasta hace rato, había sido un día muy meh. Sí, hizo mucho viento, y sí, comí bastante helado, además, había sacado un 8 en un examen para el cual NO estudié un carajo y bueno... tenía casi el 35% de bateria en mi celular a las siete de la noche. Todo cambió cuando recibí una llamada de mi mejor amigo Ángel.
-¿Qué haces?- quiso saber.
-Voy apenas para mi casa...- respondí, dudosa de adónde quería llegar con eso.
¿Quería invitarme a salir tan noche? No, ni Ángel ni yo somos de salidas nocturnas. Además, ya le había rechazado la invitación a emborracharme a mi amiguito Diego y a mi amiguita Dani. (Sorry, guys, i love you so much, but don't).
¿Entonces qué diablos quería?
Pues resulta que el tipo -mi mejor amigo- llegó a eso de las nueve con quince de la noche, me marcó para salir de mi casa y platicamos en la calle. Me explicó que sólo había ido a mi casa para preguntarme cómo estaba -Es que se había preguntado por mis tuits. Hagan de cuenta que tengo tuiter y a veces me expreso con demasiada... fuerza-
Total que platicamos por un buen rato de muchas cosas. De mi pésima semana de prácticas, de mi decisión sobre mi relación con Diego -de quién ya había escrito entradas atrás-, de que a mi primo El Oso lo van a dializar, de que estoy a tres capítulos de terminar mi primer libro y que en general, la vida me estaba pareciendo un túnel sin fin y ya no podía seguir esperando para mi muerDIGO NADA.
Me dio sus puntos de vista, me escuchó todo lo que hablé -que fue bastante- e hizo preguntas llenas de honestidad y puntos clave. Inquirió sobre algunos asuntos de mi vida muy equis e incluso quiso saber cómo estaba mi familia.
La verdad es que estar con Ángel me llena de ánimos para seguir viviendo; es como si renaciera estando con él y puedo ver las cosas desde otro punto de vista. Es mágico, de verdad, cómo mi amistad con él fuera una de las anclas que me mantienen cuerda -bueno, "cuerda"- y me mantienen con vida. Es increíble, es inexplicable, es... es divino cómo mi amistad con él cura bastante de mis heridas.
No importa cuán herida y cuán deshecha puedo estar, saber que tengo a Ángel a mi lado, dándome su apoyo, sus consejos y su amistad, es un bálsamo incluso más poderoso que la religión o la comida.
Antes de subirse a su auto y marcharse, Ángel me regaló unos pastelillos c':
Pero eso no fue lo que más me impactó. Más bien, lo que llegó a mi alma y destruyó algunas neuronas a su paso, fue lo siguiente que hablamos.
Ángel fue también a mi casa a presumiDESPEDIRSE, porque se va mañana en la mañana a Mazatlán y así todo cool con su familia. Yo le dije que tenía que divertirse mucho, porque habíamos otros que no podíamos darnos el lujo de salir de la ciudad a vacacionar.
-Ya, pero las vacaciones son cortas. Tú eres para siempre y eso sí es un lujo-
Obviamente hice una exclamación en voz muy alta de "AWWWW" y me dieron ganas de pegarle un puñetazo en la cara por lo cursi que eso fue, pero después de que se fue, me quedé pensando un par de segundos.
Es un honor grandísimo el que Ángel crea que yo soy un lujo, porque ese hombre es el mejor hombre de todos sobre la tierra y jamás nadie va a igualar su genialidad y perfección en ningún tipo de universo paralelo en su totalidad.
Pero es cierto lo que dijo Ángel.
Las personas son un lujo. Claro, obviamente NO TODAS son un lujo, pero hay gente que sí lo es. Gente que sí vale la pena.
Este post no es sólo para restregarles en la cara la amistad invaulable y mágica que comparto con este ser divino. No se trata de sólo eso, pero en parte sí es el caso :3
También quiero hablarles sobre ser una persona de lujo. No encontrar personas de lujo.
¿Saben qué? Ese es el problema del mundo.
Queremos a personas inteligentes, bellas, buena onda y que nos traten bien, pero nosotros distamos mucho de eso.
Queremos a un chofer rápido, pero nosotros no salimos con tiempo de nuestras casas.
Queremos a un buen doctor, pero nosotros no nos cuidamos lo que se debe cuidar.
Queremos a un buen chef, pero nosotros no queremos pagar por uno.
Queremos tanto, pero no estamos dispuestos a dar.
Queremos que alguien nos ame, pero no queremos amar.
Y eso qué, amigos. Qué representa. Qué sienten en sus vidas para ser así.
No les voy a hablar de cómo he sabido encontrar personas de verdadero lujo. Ni siquiera yo misma me explico cómo es que alguien como Ángel o Ale puedan disfrutar una compañía como la mía, sabiendo que soy una idiota torpe que se tropieza seguido y que tiene esta necesidad imperiosa de expresarse de maneras poco ortodoxas. No les voy a hablar de que deben dejar la televisión y los bares para encontrar gente que valga la pena. No.
Yo no sé de eso.
Comienzo a creer que es pura suerte, y si es el caso, muchos de ustedes ya se jodieron.
Yo vengo a hablarles de que, más que buscar a alguien con esas características, más bien tienen USTEDES que serlo.
¿Y cómo se es una persona de lujo?
Bueno, para empezar, creo que deberían tener madre. Ya teniendo eso, creo que tienen un buen recorrido ganado.
Aunque no estoy en posición de decirles cómo deben ser; yo por lo general me siento la peor mierda del mundo -aún así no me merecen c:-
El punto está en ser buena onda. Ser honestos, con lo que dicen y sienten. Ser congruentes. Y amar a las personas, a los animales y las plantitas.
Una persona de lujo es aquella que despide amor y luz.
La neta, qué flojera mil con aquellas que se las pasan odiando a todos y que neta nada más andan viendo a quién se chingan. Es normal aborrecer ciertos eventos, pero tanto veneno que lanzan contra todo el mundo, incluso sus amistades, está muy de hueva.
Una persona de lujo te ayuda a crecer como persona. Te acepta tal cual eres y te echa la mano cuando más lo necesitas.
Si queremos tener personas de lujo en nuestras vidas, yo opino que deberíamos empezar por ser personas de lujo.
viernes, 11 de marzo de 2016
Sobredosis y Rehabilitación
Solía ver a los adictos con muy poca tolerancia y compasión. "Si ellos están en ese hoyo de miseria y amargura, fue por decisión suya. Nadie intervino. Nadie los apuntó con una pistola para que lo hicieran", pensaba yo, con una seguridad muy impropia de mí. Nunca he sido buena juzgando a los demás, como lo he dicho, pero en esta parte de la vida, no me detenía a la hora de fulminar con la mirada a mis familiares/amigos cuando caían ante los demonios del tabaquismo, alcoholismo y drogadicción.
No era muy compasiva con ellos, porque me parecían estupideces.
Caer en este tipo de cosas no era accidental, no era por debilidad. Era por pura estupidez. Y yo cero tolerancia tenía ante la estupidez -hasta la fecha, sigo siendo alérgica a eso, pero ok-
Tenía cerca de doce años y miraba con recelo a mi alrededor y veía con cuánta facilidad se autodestruían. Era casi poético el caer al abismo de adicción al que muchos de mis seres cercanos se arrojaban con la firme esperanza de que eso los iba a ayudar. Tenía doce años y veía las cosas con mayor claridad que ellos. Tenía doce años, iba en primero de secundaria y mi razonamiento estaba más desarrollado que el de ellos. Tenía doce años, y no había vivido mucho tiempo, pero ya pensaba que tenía las claves de la vida descifradas.
Tenía doce años y la vida era otra.
Pasaron los años, y comprendí que esto de las adicciones no era algo exclusivo del área "recreativo-sustancial". Hay muchas a las que te puedes volver adicto: A sensaciones, comidas, eventos, objetos, e incluso, personas.
A los dieciocho años me di cuenta que tenía una adicción a considerar con la tristeza. Me gustaba estar triste. Encontraba cierta satisfacción poética y cierto arte en estar triste. Disfrutaba la tristeza más de lo que era recomendable y podía ver que nadie más lo hacía, porque, bueno, normalmente la tristeza la catalogamos como mala.
Como tres líneas de cocaína inhaladas con un billete de cien pesos, la tristeza en mis pensamientos se volvió una adicción bastante difícil de desprender.
Ustedes dirán: "omfg, Mariana, ¿Cómo puedes ser adicta a la tristeza?". Pues, lo era. Lo fui durante los dos años posteriores a eso y creo que, incluso a estar menos de un mes para mi cumpleaños veintiuno, sigo teniendo un poco de esas recaídas.
Pues, así tan complicado como suena, caí bajo mi propio dolor.
Necesitaba buscar algo que me recordara que la pena no valía la pena. Indudablemente me topaba con pensamientos macabros y creepys que teñían mis sentimientos de un color oscuro, opaco. Un color antinatural.
Permitía que cualquier persona estirara el brazo para, así fuera con el más mínimo cuchillo de plástico, arañara mi corazón, porque sufrir por un corazón roto me daba tanta emoción.
Abrí la puerta de mi vida y recibí con los brazos abiertos a aquellos que tuvieran la intención de envenenar mi ser con actos obscenos, actos blasfemos, actos llenos de crueldad y maldad.
Lo hice.
Yo solita levanté cuatro paredes alrededor mío y me inyecté dosis de dolor, porque el estar muerta en vida me hacía sentir tan... viva. Tan aquí. Tan ahora. Tan... tan... tan humana. Tan artísticamente humana.
Es raro, ya lo sé.
Mientras algunos se vuelven adictos al tonayán (MEGA LOL), o a los cigarros mentolados, al café o a la literatura barata genérica de la actualidad (entiéndase, por ejemplo, los juegos del hambre, o cincuenta sombras de grey o qué sé yo), yo me volví adicta a la tristeza.
Es difícil explicarlo con palabras. Creo que no existe una perfecta articulación de las mismas para pintar un panorama lo suficientemente claro:
Aborrecía estar triste, pero la sensación que me provocaba era mágica. Perder mis esperanzas con el soplo de un viento me permitía hacer crecer raíces en donde estaba parada. Ver cómo mis sentimientos se estrellaban contra el pavimento, me hacía creer por un momento que en algún instante estuvieron en el aire, suspendidos por la gravedad innegable de la vida.
No sé.
Tal vez era por la facilidad que me daba para hablar de algo. Tal vez era porque el dolor abría sensaciones en mí que no sabía que podía tener. Tal vez era la probabilidad, tal vez mínima, de entender que mi existencia era válida.
Era sentirme aquí, parte del tiempo y parte del espacio. Era sentirme como un ente humano, enteramente humano. Era sentirme completa. Era sentirme compleja.
Era sentirme artista.
Táchenme de loca o esquizofrénica, pero así lo sentí en mis años de juventud (lol, tengo veinte) y tenía miedo, porque recién había muerto una de mis tías favoritas, porque saldría de la preparatoria y debía enfrentarme a la vida adulta dentro de poco. Tenía miedo. Tenía ganas de escribir. Tenía ganas de vivir.
Y vivir a través de la tristeza fue lo que me dio mi escape.
Suena más lógico en mi cabeza que ahorita que lo quiero explicar, pero no es el tema.
He crecido bastante. He madurado bastante. He aprendido toneladas y toneladas de cosas, -a la mala, debo admitir- y rememorando hoy en la mañana toda esa tristeza que me provocó una pesadez en mi pecho que casi me lleva a aventarme de un tercer pisDIGO NADA, me percaté de que era una sobredosis.
¿Cuánto tiempo tenía dándome sobredosis así? No lo sé. Estos últimos meses no han sido fáciles, amigos, y ustedes son testigo de ellos.
Falleció el único adulto que creía 100% en mí.
Descubrí que una de las amigas a quienes más había querido, era totalmente falsa.
Me envolví en una relación tóxica y abusiva con alguien que decía amarme.
Peleé y peleé y terminé perdiendo hasta la dignidad, hasta el conocimiento y hasta mi promesa de jamás alcoholizarme.
Pero ya lo entendí, amigos. No sé desde cuándo lo he sabido, desde cuándo me decidí, pero lo he configurado en mi sistema hoy. Esta noche, ante ustedes.
Sufrí una(MUCHAS) sobredosis de tristeza. Dejé que personas mega equis inyectaran dolor a mi existencia. Acepté montonales de mierda de muchas personas y les agradecí por ello.
Y después de varias noches de quedarme dormida por tanto llorar. Después de tantos dolores de estómago que sufrí por la ira que me provocaban estas personas. Y después de tanto tiempo culpándome a mí misma, sintiendo lástima de mí misma, de escuchar a las pocas personas que realmente desean mi bienestar repetir su discurso una y otra vez, lo he entendido. Mi sistema ha aceptado esta premisa:
Terminé de sentirme triste.
Terminé de sufrir tanto.
Ya, terminé.
Toqué fondo.
Perdí mi dignidad, perdí mi autoestima, perdí de vista mis sueños, perdí mi tranquilidad, perdí mi salud mental.
Me perdí a mí misma y en su lugar, me convertí en un ser inseguro, celoso, en un ser inestable, en un ser extremista, en un ser miedioso, en un ser inútil y sin voluntad.
Dejé de ser yo, la Charlie Marian alegre, cool, creativa y libre que era y me convertí en Charlie Marian la idiota.
Bueno, pues, hoy, esta madrugada, les anuncio que ya me cansé de sentirme mal conmigo misma. No quiero ser lo que soy ahora, porque en esto me transformaron estas personas/eventos.
Yo soy mejor que esto.
Y abandono total relación con ese mundo de adicción al dolor.
Sufrí bastantes sobredosis de las que no me sentía capaz de abandonar y ahora, con ligereza en mi pecho y mis ojos secos y mis voz fuerte puedo decir:
Al carajo esto.
Al carajo tú.
Al carajo todo.
No lo vale, amigos. No lo vale, ni este estrés, ni este insomnio, ni este amor, ni esta inseguridad, ni estas ganas, ni este miedo, ni este NADA.
Nada.
Ciertamente, y me he tardado en entenderlo, soy mejor que esto. Mucho mejor.
Así que como cualquier alcohólico que toca fondo, como cualquier corazón roto que aún sigue enamorado, como cualquier muchachilla tristona con ansias de cambiar al mundo, he decidido entrar en rehabilitación.
Rehabilitarme a mí misma para regresar a una vida más cálida, una vida más brillante, a una vida más digna de mí, con personas dignas de mí, con sueños más dignos de mí, con trabajos más dignos de mí. Con una tranquilidad, una felicidad, una paz humana interior más digna de mí.
Y sé que será difícil. El camino que diviso frente a mí se ve algo complejo, algo tortuoso, algo que representará un gran reto para mí.
Pero, o sea, soy yo, a mí me encanta lo difícil y problemático.
Tengo fe en que saldré adelante. Veo la luz al final del tunel y voy a seguir a mi corazón, porque si mi corazón me metió en esto, mi corazón me va a sacar de esto.
Y que esto sea una lección para todos, amigos. No les miento cuando les digo que soy un cuento con moraleja: Sé más de lo que aparento. He vivido más de lo que aparento.
Si se encuentran en una situación parecida a la mía, busquen ayuda. Déjense caer hasta el fondo y sólo así sabrán cuánto necesitan esa ayuda. Permitan que sus amigos extiendan sus manos para ayudarlos a sacarlos. Permitan que su familia los vea crecer y volverse más fuertes.
Tengan sobredosis y rehabilítense.
-mal consejo, hay sobredosis de las que ya no sales ;_;-
El punto es...
No sé, salgan a vivir siempre.
No se detengan por muy asqueroso y horrendo que se vea el panorama. Luchen por lo que quieren y no habrá arrepentimiento alguno con eso, sin importar cómo terminen las cosas. Tengan fe.
"El primer golpe es lo difícil. Después de eso, todo es más fácil."
*cita MÁSOMENOS exacta de un diálogo de Robert DeNiro en Dirty Grandpa*
Al final, siempre las cosas mejoran. No sé porqué pasa eso, pero siempre lo hacen.
domingo, 6 de marzo de 2016
Cediendo Ante Lo Inevitable
Creo que era cuestión de tiempo para que terminara por ver las cosas como son. No desde la perspectiva a la que me he aferrado con unas ansias casi psicóticas. ¿Qué les puedo decir que no sepan ya de mí? No me gusta perder. Me gusta tener la razón. Y me encanta contradecir a los demás.
Y, es que, hacerme mensa con respecto al origen de mis sentimientos, mis berrinches y mis caprichos no me ayudó en nada. O sea, me avergüenza tener que pasar por eso -como vil puberta de secundaria-, pero, no me queda de otra que enfrentar las consecuencias de mis actos. Ahora. En este momento.
Es un mix de sentimientos. Quiero ir, pero no quiero aventurarme. Quiero quedarme, pero no me quiero estancar. Quiero que estén ahí, pero yo no estoy disponible al 100%. Quiero que me ames, pero no quiero corresponderte. Quiero que te comprometas conmigo, pero yo no quiero comprometerme contigo.
Contradicciones, contradicciones, colores bonitos y dramas. De eso y otras cosas estoy compuesta.
Pero, oigan, tengo veinte años y tengo miedo y siento mucho dolor y sigo siendo una niña.
A final de cuentas, sé lo que quiero, pero no sé cómo llegar a eso. No sé si logre. Pero sé lo que quiero, amigos. Tal vez nunca he tenido dudas sobre ello y toda mi inseguridad se desarrolla en base al "cómo".
No soy de las que cierra los ojos y se avienta a lo desconocido, no importa lo mucho que mi historia de vida diga lo contrario.
No soy de las que hace apuestas grandes.
Y no soy de las que el YOLO es parte fundamental para el gobierno conmigo misma.
No lo soy.
Tengo miedo y cuestiono cada paso que doy y en vez de disfrutar las cosas, sobre analizo todo. No quiero perderme nada. Estoy tan concentrada en preguntarme a mí misma si es lo que quiero, si me gusta, si hay algo mejor, que pierdo muchas veces contacto con la realidad y todo se esfuma.
Tengo problemas de ansiedad y estrés, y creo que eso ya era bastante obvio. Cualquier tipo de compromiso me aterra. Me hace sentir vulnerable, me... imposibilita la variedad de reacciones que puedo tener. Los compromisos de cualquier naturaleza de inmediato me vuelven insegura; estoy llena de dudas y si siento que me meto a algo con algún tipo de obligación, naturalmente exploto. Tal vez por eso me siento cómoda y segura con personas que no me exigen mucho. Con personas que no esperan mucho de mí.
La única persona con la que he podido entablar un compromiso sano -y que no me ha hecho querer arrancarme los cabellos de la cabeza- es conmigo misma.
Y ustedes dirán: wtf, Mariana, bien egocéntrica tú.
Pues... sí, un poquito.
Pero es bastante hipócrita -incluso para mí- el hecho de pretender que alguien me dé todo de sí cuando yo no quiero dar todo de mí. Pelearme conmigo misma por decidir si eso era algo muy malo fue bastante duro y me causó varios conflictos durante estos últimos meses. Me ha robado el sueño, me ha quitado las ganas de salir al mundo a existir y me ha hecho sentir la peor persona de la vida.
Y en el camino, me llevé a más de uno conmigo y eso es lo que más lamento de todo.
Ojalá hubiera pensado lo que dije aquella noche.
Ojalá no hubiera dicho lo que dije aquella noche.
Ojalá no hubiera sido tan marica como lo fui aquella noche.
Aunque arrepentirme de esas cosas no me llevará a nada bueno. No debo vivir en el pasado.
Y eso es algo que yo hago a menudo. Vivo en el pasado. Me lamento. Y deseo con muchas ganas regresar donde estaba, porque era feliz sin saberlo.
Le doy vueltas a las cosas. Sobrepienso todo por temor a equivocarme y al final termino metiendo la pata de todas maneras, así que reflexionarlo no me sirve de mucho.
Si ya tomé una decisión, ¿Hace falta que lo piense otra vez?
Ah, pero me encanta el drama, amigos, y hacer énfasis en lo que yo quiera y como yo quiera.
Casi nunca sale como yo quiero, pero por lo general termina siendo mejor de lo que pude haber imaginado.
Pues ya, la neta ya bye a ser tan pinche insegura. Es cansado. Es desgastante. Y aburre bastante.
A los miedos... Creo que son normales. Me han hecho daño antes y pues, es natural temer volver a pasar por lo mismo, aunque ahorita que lo pienso, ya no me da tanto miedo eso, porque si sobreviví la primera vez... ¿Qué me hace creer que la segunda vez será diferente?
Además, muerta en vida ya estDIGO NADA.
Ya va siendo hora de que controle mi vida y lo que quiero hacer. Dejar de esconderme en ridículas excusas y enfrentarme al mundo. ¡Carajo! En dos meses NOCIERTO UN MES, OMG, ya cumplo veintiún años.
Y si planeo salir de mi pueblito a la gran ciudad para trabajar, y si planeo irme del país a un lugar donde realmente aprecien mi talento de docente, y si planeo cambiar al mundo con mis actos, y si planeo tocar miles y miles de corazones con mis palabras. Y si planeo dejar de vivir, para comenzar a existir en la línea del tiempo humano, tengo que dejar de ser tan marica.
Y dejar de luchar tanto contra mí misma. Y de ponerme tantos peros y tantas barreras. Dejar de angustiarme tanto por cosas fuera de mi control.
Tengo que comenzar a ceder ante lo inevitable.
Pd1: Aprendo más del mundo y de mí misma con este blog. Lo amo con la intensidad de mil soles.
Pd2: Pues wtf, ya lloré ayer lo que tenía que llorar, qué bonita me voy a ver dando clases con los ojos hinchados y llenos de ojeras.
Pd3: Pinches pesadillas alv.
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