viernes, 10 de junio de 2016

#NiUnaMenos


Comenzaré esto con una situación que acaba de pasarme hace apenas unas horas. 

Salía de la escuela primaria donde estuve dando clases; caminaba muy tranquila por las calles, con  la mochila en la espalda y audífonos en los oídos, muy ocupada en mis asuntos, disfrutando del viento frío, el cielo templado y los pocos y débiles rayos de luz colándose por entre las hojas de los árboles. Vestía (visto todavía, no me he cambiado) un par de zapatos rojos, pantalones oscuros, una blusa roja vino y un chalequito de tela rosita. Iba despeinada, claro, pero el rimel y el lápiz labial seguían en su lugar. 

Eran las seis con cuarenta minutos. Era un boulevard transitado. No sé qué más puedo decir que deba aclarar antes de que salgan con dudas pendejas.

Sí, iba sola. 

Cuando pasé por el cruce de la oruga en el boulevard vertical, esperé a que dieran la luz verde -no antes y no después-; volteé el rostro en ambas direcciones para asegurarme de que no venía un pinche loco conduciendo como si se lo estuviese llevando el diablo. Cuando llegué al otro lado, dispuesta a pasar por el siguiente cruce, un señor en bicicleta pasó por detrás de mí y casi me gritó en el cuello "Mamacita".

No llevaba la música muy alto, porque luego no me escucho cantDIGO por respeto a mis sentidos y así, por lo que pude escucharlo. Volteé el rostro de inmediato y fulminé con la mirada al wey que siguió su camino como si nada.
No miento. Un temblor en la espalda me sacudió por varios segundos. Apreté los puños de la ira, pero suspiré, decidí calmarme y continuar con mi camino.

Crucé el boulevard y recorrí aquella y vacía calle tan rápido como me permitieron mis piernas. Pasé junto a un billar, donde un sujeto en la entrada -supongo yo, un empleado- se me quedó mirando con una expresión que no supe ni quise interpretar. Seguí mi camino.

Un par de locales más pasé y me topé con un chavo. Más o menos de mi edad; me sonrió y yo le sonreí y eso me dio ánimos para no dejarme abatir por la ira que ya me empezaba a carcomer de tan solo pensar en lo que iba a escribir hoy en el blog. 

Afuera de un local mecánico había tres hombres. Apreté el paso, tomé con fuerza mi mochila y con cabeza baja, sin mirar a nadie, casi troté. La balada que entonces escuchaba me permitió oír con perfecta claridad un muy ofensivo "Ay, qué rica".

Junto a una parada del camión, en el asiento del copiloto de una camioneta blanca vieja, divisé a un tipo. Este hombre se me quedó viendo con ojos desenfocados y rojizos e hizo un gesto extraño con la cara. Caminé más deprisa y escuché que me gritaron. Me gritaron a mí, porque estaba sola la calle:
¿TE DAMOS RIDE?

Quise voltearme para enseñarles el dedo medio o gritarles de groserías o simplemente negar con diplomacia, cuando vi que arrancaron y pues la neta sí me espanté poquito porque pensé que podrían bajarse a hacerme algo y pues la calle estaba desierta -literal no había tiendas ni locales donde pudieran ayudarme en caso de que algo horrible me sucediera-.

Me emputé, obvio y luego sentí cómo se me cerraba la garganta y se me llenaban los ojos de lágrimas. 

¿Desde cuándo no podía caminar a mi casa, en pantalones holgados, despeinada, a las seis de la tarde?
¿Desde cuándo tenía que pasar por un lugar donde había hombres sin dirigirles la mirada a ninguno de ellos por miedo a que me hicieran algo?

¿Desde cuándo ser mujer era algo por lo que debía temer?





Si hago memoria, supongo que puedo rememorar cuándo fue la última vez que me dijeron de cosas en la calle. Si me esfuerzo poquito, podría citar con detalles escabrosos incluídos la última vez que me asustaron horrible en algún lugar público.

Y esos recuerdos deberían estar lejos; es más, de ser posible, ni deberían existir, pero tristemente están frescos en mi memoria. Podría decir "Ummm, la semana pasada, el domingo que salí a pasear con mi papá al centro".


Lo más triste del asunto es que son situaciones con las que una empieza a lidiar desde pequeña, con mínimos comportamientos o palabras.

"No juegues con varones, porque son bruscos y te pueden lastimar"

"Las niñas no juegan fútbol, por lo tanto, no pueden usar la cancha empastada"

"Cuando vayan a las escuelas a prácticar, usen ropa bien. No les vayan a faltar el respeto".

"No salgas de noche porque te podría pasar algo"

"Ten cuidado si vas sola, sobre todo si vas vestida así"



Todo eso me lo han dicho en algún punto de mi vida. Mis familiares, mis amigos, mis maestros. 

Mis padres nunca han sido en exceso machistas, pero todavía guardan ciertos comportamientos que me hacen cuestionar sus creencias.

Mis amigos tampoco suelen ser misóginos, pero todavía alcanzo a percibir ciertos prejuicios en algunas acciones cuando pongo atención.

Mis maestros no han mostrado mucha preferencia sobre algún género, pero incluso ahora, en el 2016, algunas frases aparecen como flashbacks en mi cabeza cada que quiero hacer algo y me detengo.

Y así empieza esto.

"No uses falda, porque te van a faltar al respeto", en vez de "Usa lo que quieras, alumna mía, porque son ellos los que deben aprender a verte más allá de un simple pedazo de carne".

"No jugues con los niños porque te van a lastimar" en vez de "Juega con quien quieras, porque tanto niños como niñas deben aprender a tratar al otro como ser humano".

No.


Todo es mi culpa, como mujer.

Si un hombre me tocara los pechos en el camión, es porque yo llevaba un escote.

Si un hombre me silba en la calle, es porque yo llevo una falda y él encuentra "irresistibles" mis piernas.

Si un hombre me insiste por facebook, por tuiter, por whatsapp, por correo electrónico, por tumblr, para que yo acepte a salir con él, es porque "me ama".

Si un hombre usa mi condición biológica femenina para justificar mis "cambios de humor irracionales", es porque él sabe lo que es tener matriz, sufrir menstruaciones y demás cambios hormonales.

Si un hombre me acusa de ser demasiado "intensa", es porque no tengo derecho a expresar mis sentimientos sea de la manera en que pueda expresarlos.

Si un hombre me amenaza con un "nadie te va a querer tan bonito como yo", es porque sabe que mi valor como ser humano se basa en una relación romántica ligada a un hombre.

Si un hombre encuentra "sexy" mi orientación sexual, es porque mi pansexualismo está a merced del placer sexual del varón.

Si un hombre asume que soy buena cocinando, que tengo tacto con los niños, que sé limpiar una casa, que me gustan las comedias románticas, y que soy incapaz de tocar el suelo donde hay una rata o una araña, es porque mi imagen como mujer se ve amplificada por los comentarios que escucha en familia, ve en televisión y oye en todos lados.

Si un hombre me agrede de cualquier forma, física, emocional, sexual, económicamente, es porque SE LO HE PERMITIDO.




Ñope.

Not.

Nah.

NO<3

Hace unas semanas me di cuenta de algo muy triste platicando con mi hermana. Ella me decía que se sentía mal porque no podía corresponderle a un wey que la había invitado a salir varias veces y que la había llenado de regalos y atenciones. Me decía: ¿Es que qué le digo? ¿Que tengo novio? ¿Que ahorita no quiero novio? ¿Que soy lesbiana?

Yo me reí y le dije: Pues dile la neta. Que no te gusta y ya, ni modo. Así es la vida.

Me entristecí un poco cuando noté la reacción de mi hermana. A ella le parecía inconcebible decirle la verdad, porque se sentía culpable de no corresponderle.

A ver, ¿Desde cuándo porque nos den un regalo o nos inviten a salir, les debemos algo a los hombres?
Que me des un regalo no quiere decir que  te voy a corresponder de alguna manera.
Que me invites a cenar no quiere decir que te voy a agradecer con cuerpo.
Que me llenes de atenciones quiere decir que te debo lo mismo.

Pls, no me trates bien porque quieres que te trate bien.

Trátame bien porque quieres tratarme bien, porque sabes que lo merezco. Regálame algo porque quieres regalarme algo, porque sabes que me lo he ganado. Invítame a comer porque quieres invitarme a comer, porque te nace a ti.

No lo hagas porque así me vas a "enamorar", porque así te voy a "corresponder".

Eso es algo que aprendí recientemente, dándole vueltas a varias cositas que tengo en mi cabeza gracias a mi relación con algunas personas.

No hagas algo porque quieres que te corresponda igual. Qué chingados. Eso está muy enfermo, amigos.

Y en el momento en que nosotras, como mujeres, no correspondemos como los hombres quieren, nos tachan de "ventajosas", de "aprovechadas", de "putas".

Sí hay mujeres que hacen eso y viven así, muy a sus anchas. ¿Saben qué? ¡Que se jodan esas mujeres mal intencionadas!



Es cuestión de educación, como todo.

Me emputa tener que pensar dos veces si salgo a la calle en falda o en pantalones. Me incomoda tener que medir el ancho y largo de mi escote. Me enferma tener que andar volteando en el transporte público por miedo a que un tipo me toque. Me da de todo, cada vez que oigo historias tristes que cuentan mis amigas:
Que el marido ya le hizo tal cosa.
Que el novio la volvió a engañar.
Que sus papás le prohibieron estudiar tal cosa
Que no encuentra trabajo por ser mujer
Que todos le recriminan que se haya embarazado a pesar de que ya es adulta
Que todos le recriminan que todavía no se haya casado
Que no puede seguir viviendo de fiesta en fiesta
Que la tacharán de "zorra" si sigue cambiando de novio cada determinado tiempo.

Like, fucking stap.

Nosotras también somos parte del problema, en el momento en que decidimos odiar a la mujer, hacerla menos, juzgarla, pisotearla.

No pretendo responder a todo con violencia, aunque sea mi primer impulso. Un hombre no sabe cómo se siente que te hagan sentir humillada por cómo vas vestida, que te hagan sentir con miedo, que te hagan sentir con culpa. Un hombre es incapaz de sentir el asco que a veces hace que una mujer sienta por sí misma.

Así que no me vengan a chingar la madre, hombres queridos y adorados, con que "me calme". Con que "también hay hombres abusados", con que "no resuelves nada enojándote", con que "no todos los hombres son iguales".

No mamen. No me digan eso. No lo hagan. Staph.


Atender la problemática de un grupo NO significa que ignoraré la de otro. No sean pendejos.
Yo sé que con violencia no puedo acabar la violencia, pero déjame enojar. No seas insensible.
No juegues a la carta del mártir "no todos somos iguales". Todos los hombres han acosado en cierta medida. No mientas por convivir. Mejor, reconoce qué grado de acoso ha salido de tu persona hacia una mujer.
Y esto no me lo invento; son opiones de hombres que yo he presenciado. Ellos saben cuándo han hecho algo indebido, cuándo algo se siente incorrecto. 

Bueno, cuando tienen madre, ¿Verdad? Porque cuando no, pues ahí sí ni cómo ayudarles -más que a putazosDIGO NADA-




Hace unas semanas salió esta noticia de que una chica fue violada por "más de 30 hombres" en Brasil. La pobre muchacha fue drogada y abusada brutalmente. Luego la encontraron en una calle, deambulando toda asustada y sangrando.

¿Cuál fue la reacción de la población?

"¡Oh, qué terrible!... Pero, oye, ¿A qué hora andaba esta chica en la calle? ¿Qué traía puesto? ¿Por qué se dejó drogar? Si hubiera estado con alguien..."

De veras que en este punto quise hacerle explotar los sesos a más de alguno :3

Otros comentarios fueron más humillantes. Un cabrón en facebook comentó que eso no era una violación, sino "un gang bang".


Un gang bang -tuve que googlearlo, tbh- es un género dentro del mundo porno. Oséase, cuando una mujer tiene sexo con muchos hombres, al mismo tiempo.


Seriosuly qué carajos les pasa, gente. ¿Es pendejez congénita o hereditaria? ¿Se contagia? Oh, Dios... ¿ES REVERSIBLE?


Estoy iracunda, muy molesta.

Lo que vivió esta pobre chica NO debe ser olvidado ni debe ser menospreciado. Ella merece justicia.
Lo que han vivido miles de mujeres alrededor del mundo NO debe ser olvidado ni relegado.

Mutilaciones genitales, negación a la educación, privación de la libertad, abuso sexual, feminicidios, violencia, muerte, sangre, dolor.

Y odio.

¿Por qué?

¿Por qué tanto odio contra las mujeres?


Hombres que odian mujeres e incluso mujeres que odian mujeres.

Hombres que odian a las chicas que los rechazaron, hombres que odian a las ex novias que los abandonaron, hombres que simplemente odian a las chicas que no entran en su definición de belleza o perfección. Hombres que ven a las mujeres como "mercancía".

Óyeme, pedazo de imbécil, una mujer es bonita esté o no en tus estándares. Una mujer no se va a poner vestido para ti -a menos que ella diga lo contrario-; una mujer no está a tu voluntad, ni es menos inteligente o menos capaz.
Óyeme, pedazo de imbécil subdesarrollado y cavernícola, una mujer vale lo mismo que tú. Una mujer puede hacer lo que tú, una mujer merece el mismo respeto que tú.

Mujeres que odian a otras mujeres por envidia, por vanidad. Mujeres que odian a sus ex-amigas, mujeres que odian a sus compañeras, mujeres que ven a otras mujeres como... "competencia".

Óyeme, pedazo de imbécil, una mujer no es menos ni más por ser delgada o ser gorda. No es menos ni más por vestir así o ser así. No mames.



Somos una gran familia, repito. Si una mujer es incapaz de darle el respeto a otra mujer, está dando pie a que los hombres piensen que no todas las mujeres lo merecen. 

No puedes ser mujer y quejarte del machismo, cuando tú misma tachas a otra mujer de "puta" porque le gusta salir con hombres. Ten madre.



Que no caiga otra más por el odio con que inundamos más este mundo.

Que no sufra otra más en silencio por miedo a la represalia.

Que no llore otra más por el miedo a no vivir al día siguiente por la violencia hacia su género.

Que no sienta asco de su género otra más por ser violentada de diversas maneras en un día cualquiera.

Que ninguna crea más que es su culpa.

#NiUnaMenos


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