En mi experiencia, estrictamente no puedo considerarme como la otra, aunque hubo un par de ocasiones en las que así me sentí. Fui la otra.
Pero por favor, antes de que empiecen a lanzar juicios ilógicos y sin argumentos, quisiera que conocieran esta parte de la historia. Estamos tan acostumbrados a victimizarnos, siendo los engañados, y a linchar a aquellos que son infieles, que realmente poco tiempo nos detenemos a pensar en cómo lo vivió la tercera persona, la manzana de la discordia.
Bueno, hoy vengo a escribir de dos veces que, aunque técnicamente no existió "engaño" como tal (bueno, en opinión de algunas personas cercanas en cuyo juicio confío bastante), sí llegué a sentirme relegada, en un plano secundario, con el rol de "víbora entrometida".
Voy a obviar los nombres porque, pues, ya prometí no revivir el pasado con la intención de autodestruirme, pero intentaré ser lo más certera posible.
La vida no significaba mucho entonces, tres años atrás. O tal vez sí, pero el rumbo por el que yo vagaba distaba mucho de ser relevante y/o productivo. Todo cambió cuando conocí a esta persona. Fue todo muy casual. Un día de repente yo estaba viviendo la rutina, intentando no perderme entre un mar de gente gris y zombi, y esta persona apareció. Se me acercó y al principio, con dudas, me permití adentrarme en un mundo desconocido.
Qué maravillosa experiencia resultó; era como si por fin hubiera conocido a alguien que pudiera leerme entre líneas, alguien que quisiera entenderme. Alguien que quisiera, realmente desde el fondo de su corazón, escucharme. Yo estaba muy emocionada. Pocos contactos como el que tuve con esta persona he experimentado en mi cortísima vida, pero entonces nada me detuvo. Nuestra relación se movía a pasos agigantados y yo sentía que cada vez, con cada minuto que pasaba a su lado, me enamoraba mucho más. Caía más profundo.
Pero todo pareció estrellarse contra un muro impenetrable y frío de realidad cuando las palabras desconcertantes salieron de su boca: "Tengo novia".
No me había sentido tan decepcionada en mucho tiempo.
Por supuesto, me dio un mal sabor de boca. Fue algo más que eso. Fue como recibir un escupitajo en la cara, un golpe en el estómago, un puñetazo en la garganta. Casi sentía cómo un pedacito de mi corazón se rompía un poquito.
what the hell.
Algo por dentro de mí se encendió y pensé por un segundo: "Bueno, al menos habló con honestidad antes de que lleváramos más lejos esto".
Pero yo estaba bien equivocada, porque incluso cuando ese "Tengo novia" había parecido un "Vamos a pintar nuestra línea aquí", parecía más bien una invitación a retarnos. Yo a retar a esta persona y tentar su fidelidad y esta persona retando mi ética y dignidad humana.
Y fue así, durante algunas semanas. Retos, retos y más retos. Y este "tengo novia" dejó de parecer una muralla para que se evitara una catástrofe. Ese "tengo novia" se volvió un "tengo novia, pero me importas más tú".
(Digo, literal me decía esas cosas)
Siempre quise que existiera un respeto entre esta persona y yo. Porque tenía un compromiso con alguien más y yo no era más que una diversión momentánea. Así lo veía yo.
Cuando estaba a su lado, podía ver el mundo de color rosa y era muy feliz. Me sentía escuchada, me sentía con alguien con personalidad y cerebro para variar. Sentía esas mariposas volando por dentro de mi ser, como intoxicada. Como drogada.
Pero apenas daba un paso lejos, se me venía la cruda moral. Llegué a sentirme sucia, a sentirme indigna, a sentirme nada. Pensaba: "¿Como porqué sigue con su novia si dice que yo le importo más, si me quiere más a mí?" y la respuesta obvia fue que, aunque quisiera negármelo, esta persona realmente no veía algo serio conmigo, algo a futuro. Yo sólo era un hobbie pasajero, en lo que se le calmaban las hormonas. Sólo eso representaba y todas sus palabras de amor no eran más que mentiras tras mentiras para mantenerme atada a un vínculo tan tóxico como inmoral, como prohibido.
Oh, dear, I do love drama.
Nunca fue algo de acostones y ya, o de palabras bonitas. Fue algo más. Algo más intenso que el sexo y algo más fluido que las palabras, pero esa sensación de estar haciendo algo malo no me abandonó durante el tiempo que compartí con esta persona.
Yo me sentía incapaz de pedirle que dejara a su novia. No concebía peor crueldad que decirle a alguien que abandone su compromiso porque se me viene en gana estar con ellos. Lol.
Sé que a veces puedo dar esa impresión, pero no soy tan perra.
Resumiendo el resto de la historia, pues esta persona terminó por dejar a su novia -quien ya sospechaba y turbo me odiaba porque #entrometida- e iniciar una relación conmigo que después de una breve reflexión existencial decidió terminar.
lol.
Creo que cuando una historia comienza mal, habrá algo terrible en el final y yo soy muy fan de los plot twist y las historias tristes.
Pero mi punto es que, incluso cuando yo no tenía idea de que tenía novia, o cuando ya supe que tenía, mis sentimientos por esta persona cambiaron muy poco. Tal vez el amor que le profesaba siguió igual o creció, pero mis actitudes con respecto a la situación en general retrocedieron. En mi caso, me sentía como la peor persona del mundo porque no sólo podía hacerle daño a su novia, sino que también me arrastraría a esta persona y a mí misma a un remolino de dolor y sufrimiento innecesario.
No creo en el sufrir por sufrir, si soy honesta.
Hice lo mejor que pude con lo que me tocó vivir. Hay cosas de las cuales me arrepiento, hay cosas que sé que pude haber zanjado, y hay cosas que no pude evitar. Ya terminé de odiarme por esos errores. Pinté mi límite y traté de respetarlo tanto como pude. Más que por la novia, más que por esta personita, lo hice por mí misma.
¿Saben por qué? Porque no importaba cuánto yo pudiera amar a alguien más, siempre yo voy por delante y perdón, pero valgo algo más que sobras de un amor incierto e inestable. Valgo más como para relegarme a un segundo lugar. Valgo más como para que me escondan, me nieguen, o lo que sea.
Valgo más.
Casi tres años después -que fue lo que ha durado mi relación con esta persona, más o menos- llegó alguien con casi el mismo modus operandi. Se presentó, fue muy gentil conmigo y hacía buenas bromas. Muy inteligente, muy observador, bien dulce.
Me trataba bien bonito y era muy tierno PERO TENÍA NOVIA.
Y yo otra vez fui la última en enterarme. Pero había aprendido mi lección y lo que hice OBVIAMENTE cuando me enteré, fue darlo por terminado y largarme corriendo de ahí. Ese fue mi primer instinto y esta vez no lo ignoré. Me fui. Lo dejé por eso.
A veces me pregunto si es mi culpa de alguna manera por atraer a este tipo de personas -con compromisos y/o faltos de respeto por la dignidad humana-, pero en cualquier caso, he decidido ya dejar de lado eso. Hubo un tiempo en mis años de colegiala -hace dos años, lol- en el que hubiera dado todo por ser la otra de un güey que me traía bien mensa. Me gustaba tanto que no me hubiera importado que lo mío con este dude hubiera sido de una vez, que yo nada más hubiera sido una aventurilla más. No me hubiera importado ser la otra.
Otra vez, necesité varios golpes de realidad dura y fría para entender que yo no me merezco esto. Yo merezco un amor completo, honesto y libre. Incondicional. No sobras, no sombras, no mentiras, no engaños, no escondidas. Porque si algo de eso hay en un amor, tons no es amor. No para mí. No quiero algo así para mí. Tengo veintiún años, mi experiencia siendo "la otra" no fue algo técnico ni estrictamente apegado a una realidad que muchas otras personas se enfrentan, pero lo poco que viví en ese lado de la historia me hizo darme cuenta de que no está bien.
No está bien para la novia, para la oficial.
No está bien para el que quiere algo conmigo estando atando a alguien más.
Pero sobre todo, no está bien para mí, que quieren reducirme a un simple "la otra".
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