viernes, 2 de diciembre de 2016

8 Cosas Que Aprendí A La Mala

Siento que ha pasado mucho tiempo desde que escribí algo decente, luego leí los títulos de las entradas previas y me di cuenta que desde el año pasado no escribo nada decente. Lmao. Es broma. Todo lo que yo hago sobrepasa los límites de la casi intangible perfección. Es bueno admitir cuando una se equivoca, igual que es bueno admitir cuando una hace las cosas bien.

Escribir me sale bien. Vivir, no tanto, no últimamente.

Tuve una idea genialísima cuando venía camino a casa en camión. Escribiré durante todo diciembre sobre las lecciones del año, lo que aprendí, de lo que me arrepiento, lo que agradezco y lo que espero, así que... habiendo dicho eso, comenzaré con una listita de ocho cosas que he aprendido a la mala, durante el transcurso de estos veintiún años. Como siempre, siéntanse libres de no estar de acuerdo, de desmentirme o desexagerarme (¿existe esa palabra? debería) o de asentir ante cada extrañeza que estoy a punto de documentar aquí abajito.



8.- Mis opiniones sobre la humanidad NO dictan tal cuál está su estado real:
No voy a mentir. Paso tanto tiempo en mi cabeza, ahogándome en mis propios pensamientos, que muchas veces me dejo llevar por lo que siento. Soy una persona bastante inteligente y en realidad soy buenísima encontrando los carácteres y personalidades de las personas. Observo más de lo que veo. Pero otra vez, yo y mi estúpida necesidad de querer creer que todos son buenos es lo que me ciega. 

Sé que las personas están compuestas por elementos positivos y negativos, sanos, y tóxicos, incoherentes y muy lógicos. Sé que todos tienen un historia de fondo.
Pero también sé que apenas descubro algo terrible y desagradable en alguien, de inmediato quiero justificarlo y me aferro a la idea de que habrá algo más bonito y luminoso que sobrepase esa oscuridad.
Porque pues así soy yo. Viví mucho tiempo viendo Glee, estoy muy dañada.

No es cierto.

Mis creencias sobre que la humanidad es mejor de lo que la pintamos no hace que la humanidad, de hecho, sea mejor de lo que la pintamos.
Mis pensamientos ni mis creencias se materializan y lo aprendí a la mala. Muy a la mala. Tuve la infortuna de verme envuelta en escándalos producto de la propia mala voluntad de algunos adultos a mi alrededor profesional. Pero he de admitir mi pecado: Mi propia ingenuidad me llevó a errar, como siempre hago, y por consiguiente caí en las redes de estos cazadores.

Pero créanme, aprendí mi lección.



7.-Nadie es 100% ABSOLUTAMENTE NADA.

Soy una persona mediocre, holgazana y peligrosamente autodestructiva. No lo dice mi psiquiatra, lo digo yo de mí misma. Y está bien, quiero decir, estoy aprendiendo a vivir y a aceptar mis defectos. Éstos son algunos que encabezan la larga lista, pero, si algo he aprendido muy a la mala, es que nadie es enteramente algo. Nadie.

Pasé mucho tiempo deseando ser alguien más, deseando ser mejor, deseando ser "normal". Quizás si fuera menos triste, quizás si no tuviera tanta ansiedad, quizás si no sobrepensara tanto las cosas, quizás si sintiera menos, quizás si dejara de mutilar mi felicidad, quizás si fuera más parecida a X persona...
Pero incluso cuando deseaba ser alguien más, de cerca ya era muy distinto a mi idea. Va muy correlacionado con lo que escribí allá arribita. Exagerar todo lo bueno en las personas no hace que realmente sean buenas. Incluso dentro de la misma luz hay oscuridad y cosas tenues, así como en la oscuridad hay luz y chispazos.

Pues bien. 
Estamos compuestos por ambos aspectos. Ying y Yang. 

Así que sí, podré estar bien mensa, pero tú también tienes comportamientos así de mensos. Stop idealizar personas.



6.-La amistad es algo más que fiestas y velorios:

Mucho se dice de esto. Todos queremos creer que nuestras amistades estarán ahí cuando nos graduemos, cuando nos casemos y cuando enfermaremos. Estarán ahí abrazándonos cuando estemos sufriendo, y estarán ahí para celebrarnos cuando algo nos haya salido muy bien.

Pero en estos meses me he dado cuenta de algo muy esencial que quizás muchos pasen desapercibido. La amistad se sustenta en la lealtad, la sinceridad y la confianza. Estar cómodos, pues, con quiénes estamos sentados.

Querer a alguien no es difícil, pero hacerles saber de nuestro amor por ellos, sí, porque no todos vemos las cosas de igual manera. Quizás para mí el hecho de que me lean a las tres de la madrugada cuando tengo insomnio significa que me aman, y quizás para alguien más el hecho de compartir cada celebración y/o evento triste es la prueba de amor.

Mi punto es que, incluso cuando estemos ahí en los tiempos buenos y en lo malos, el amor que les podemos profesar a nuestros amigos tiene que sentirse siempre. 

Yo no soy particularmente buena viviendo mis sentimientos. En algún punto del camino encuentro la oportunidad de voltear todo de cabeza. Intento hacerles saber a los más cercanos a mí todo lo que significan para mí. A veces fallo, a veces acierto. Mi punto es que, la amistad está presente incluso cuando no estamos en los lados extremos de la vida y a veces quizás olvidamos eso.

Los amo mucho, amigos. Incluso cuando no los invite a mis fiestas o los lleve a mis velorios. Los amo.




5.-Las pequeñas cosas hacen grandes cosas:

Hablo de las cosas que damos por sentado, que son básicamente casi todas. Desde un Internet a una velocidad decente, hasta tu personaje cantor favorito de Crazy Ex Girlfriend, el café calientito en la mañana, tu sedosa sábana con la que te envuelves como tamal para no morir de frío en este invierno. Son cosas que no todos los días agradecemos, o son cosas que pensamos que mañana estarán.
Esa playlist de Spotify. Ese meme de Tumblr. El guardia que siempre te sonríe y te desea una bonita tarde cuando sales de la escuela. El niñito que te abraza y se ríe. Ese árbol que te ofrece una sombra deliciosa a medio día. A tu mamá haciendo el desayuno. Esa prima loquilla que te caen de sorpresa y te agarran en fachas.

Todo eso que pasa en un día, bueno y malo. Pero más lo bueno. Un asiento vacío en el autobús camino a casa cuando ya vas muy cansado. Esa dona de chocolate que nadie se comió en tu casa y que ahora espera por ti.


Todo eso mínimo que creemos tan insignificante hasta que falta y entonces sí esa fría y amarga desesperación se apodera de cada una de tus células y te vuelve tan poco funcional que ahora eres incapaz de sobrevivir por ti mismDIGO, ya me entienden.

Valoremos esas cositas, por mínimas que creamos que son. No lo son. Esos detallitos hacen grandiosos nuestros días.



4.-La vida es hoy:

Bien sencillo como eso. No existe el futuro, no existe el pasado. Todo lo que tenemos es el hoy, el presente. Y está bien tener metas y bonitos recuerdos, pero ño vivamos en eso. Disfrutemos lo que tenemos hoy. Amamos a quiénes tenemos hoy. Abracemos a los que están cerca hoy. Salvemos a quiénes lo necesiten hoy. Vivamos el hoy.

Y lo demás que venga, ya habremos vivido el ayer cuando el mañana asome sus narices. No dejemos ir al hoy.

No esperemos a NADA.



3.-Bañarse estando ebria es LA MUERTE:

Bueno, no la muerte pero sí estuvo medio culerilla la experiencia. Casi me ahogo EN MIS LÁGRIMAS DE BORRACHA y pensé que eso, el agua casi escaldando mi piel, me ayudaría a que se me bajara la borrachera y pues OBVIO NO.

Me senté en el banco amarillo de mi baño, desnuda, con la cabeza entre las manos y los codos sobre mis piernas, sintiendo cómo cada gota hirviendo caía en mi espalda.

Soy una persona muy inteligente pero ese no fue mi más brillante momento, para ser honesta. No lo vuelvo a hacer.



2.-La sanación NO es lineal:

Ya había escrito sobre eso, me parece, pero es importantísimo que lo recordemos. Voy a ser bien sincera, estos últimos quince meses han sido un infierno. He tenido que soportar basura tras basura y mierda tras mierda y créanme, la mayor parte del tiempo he puesto buena cara y he mostrado mi mejor actitud, pero a veces neta no se puede.

Puedo creer que estoy bien, y así es por algunos días o semanas y después caer en directo hacia un remolino de confusión y dolor y tener la firme creencia de que de ahí no saldré. Pero salgo a la superficie otra vez y estoy bien... y otra vez, a caer.

Al inicio pensé que eran como síntomas de un obvio trastorno de bipolaridad aguda, pero ño. La sanación no es lineal. Si voy a estar bien, mi proceso para estarlo no será algo innerte y gris. Tendré momentos de luz y altos, y tendré momentos oscuros y muy bajos y no porque los tenga quiere decir que estoy mejorando menos que ayer. Al contrario. Significa que a pesar de todo, sigo viva y sigo sintiendo cosas.

Eso es bueno, creo.



1.-Sacar a una persona de tu vida no significa que se irá de tu cabeza también:

Gran error.

Es dos de diciembre, son las once ciencuenta y tres de la noche, y no tengo ningún problema en admitir lo mucho que extraño a Diego. Mucho más de lo que alguna vez hice, más de lo que alguna vez siquiera imaginé que podría hacer.

Hace casi seis meses que se fue de mí por decisión mía, porque me sentí sin opción alguna. Lo hice y bueno, tenía la creencia de que quizás con eso bastaría para dejar de pensar en él y en esas cosas. A lo mejor así lo dejaría de querer.

Pues turbo LOL en mi cara porque no.


Ya pasaron seis meses y mírenme. Hay días en que lo extraño y hay días en los que pienso que me voy a morir de tanto extrañarlo.


Pero pues, ya lo hice. Lo hecho está hecho, dice Shakira.






Bien tristes mis historias, ¿Eh? Ja, pero así es esto. Vivir es darse unos buenos madrazos, aprender y seguir adelante, que es lo que estoy intentando hacer. Si de algo te sirve esto que yo he vivido, tengo la esperanza entonces de que lo que escribí y el tiempo que pasé escribiéndolo no serán en vano (nunca es en vano, tbh)

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